La Chambre, de Balthus (1954)
lunes, octubre 26, 2009
Hay algo fascinante y misterioso en la pintura de Balthus. Un leve gesto de horror, un principio de violencia contenida, un fantasma que susurra en secreto más allá del cristal pulido de una ventana parisina en verano, desde la que es posible ver el amarillo licuado de un atardecer.
Balthasar Klossowski, conocido como Balthus, no despeja los equívocos. No le interesa. No da un paso más allá del texto que es su pintura. En cosecuencia, nos deja en la absoluta libertad de inventar su espectro pero, sobre todo, de contemplar el fascinante universo vagamente femenino y bizarro de su obra. Como Nabokov, como Blanchot, como unos pocos más, Balthus parece habe entendido (no se sabe si con razón o no), que la persona que está detrás de la Obra importa menos por sí misma que la propia Obra. Debe ser por eso que se comenta que, ante una exposición, envió un telegrama que decía lo siguiente sobre su nota biográfica:
Por lo demás, es cierto: uno entra a sus cuadros con la sensación de que nada es conocido aunque, al mismo tiempo, hay algo en la escena que nos resulta natural, arquetípico, eterno. Como cita un artículo de 2001 aparecido en El País:
La Chambre (La habitación), de 1954 y perteneciente, hoy, a una colección privada, es su cuadro más citado. Es este:
Imagen vía: flickr.com
Balthasar Klossowski, conocido como Balthus, no despeja los equívocos. No le interesa. No da un paso más allá del texto que es su pintura. En cosecuencia, nos deja en la absoluta libertad de inventar su espectro pero, sobre todo, de contemplar el fascinante universo vagamente femenino y bizarro de su obra. Como Nabokov, como Blanchot, como unos pocos más, Balthus parece habe entendido (no se sabe si con razón o no), que la persona que está detrás de la Obra importa menos por sí misma que la propia Obra. Debe ser por eso que se comenta que, ante una exposición, envió un telegrama que decía lo siguiente sobre su nota biográfica:
"NO BIOGRAPHICAL DETAILS. BEGIN: BALTHUS IS A PAINTER OF WHOM NOTHING IS KNOWN. NOW LET US LOOK AT THE PICTURES. REGARDS. B."
Por lo demás, es cierto: uno entra a sus cuadros con la sensación de que nada es conocido aunque, al mismo tiempo, hay algo en la escena que nos resulta natural, arquetípico, eterno. Como cita un artículo de 2001 aparecido en El País:
¡Ay, pero la obra de Balthus se resiste al simple vistazo distraído de quien previamente no ha amado la pintura y no se ha demorado jamás ante los grandes maestros! No se trata de que se reconozca o no las muchas huellas del pasado que fecundaron el estilo de Balthus, articulado a través de la estirpe más clásica, Giotto, Masaccio, Piero della Francesca, Rafael, Poussin, Ingres, Corot o Cézanne, con sus correspondientes contraluces naturalistas -Caravaggio, Valentin de Boulogne o Manet-, sino de, en efecto, haber dedicado el tiempo preciso a mirar. Todas estas referencias al pasado artístico, que he espigado según me venía a la memoria, no significan, sin embargo, que Balthus fuera un artista académico, tradicionalista o, como gusta decir hoy, ecléctico; por el contrario, su implicación con el arte de vanguardia del XX fue igualmente intensa. (...) Pero, cómo decirlo, era un 'independiente', voluntariamente emplazado en los márgenes de la vanguardia organizada y, por supuesto, nada 'modista', nada complaciente con el ritual de las novedades de temporada.
La Chambre (La habitación), de 1954 y perteneciente, hoy, a una colección privada, es su cuadro más citado. Es este:
Imagen vía: flickr.com
Etiquetas: Píxeles En La Mirada