Fastidios Heróicos
domingo, mayo 28, 2006
Tenía días preguntándome si valía o no la pena componer un post sobre los ejercicios de guerra asimétrica que ejecutó nuestro ejército invencible en los arenales de Coro. Mientras me decidía, guardé algunas fotos de muchachitos con chancleticas de mala goma y franelitas rotas que corrían, entusiastas, junto a esos paquidermos de cartón que son los tanques de guerra del ejército neolibertario y, sobre todo, neopersonalizado. Fotos donde unos adolescentes flacos, desolados, gritaban vítores entre cauchos quemados y estallidos de triquitraquis con el mismo furor de quien tiene, al fin, un día de fiesta. La imagen de un soldadito de mirada asustada, vagamente estúpida, al asecho de un misil en el cielo diáfano al que nadie le explicó que ver ese misil es como ver la bala que recorre una trayectoria fatídica hasta tu propia frente. En fin, una larga fila de corajudos, de incautos que creen tener un sentido preciso, un propósito en la vida, una convicción del tamaño de una cartografía tramposa a la que se le puede llamar patria. Guardé, también, como con desgano, dos o tres artículos leídos a la carrera. Lo guardé todo como quien colecciona piedras de río. Supongo que era porque, después de todo, de antemano sabía la respuesta: hablar de eso vale poco, en caso de valer algo.
La adolescencia, como el alcohol, es hilarante, proclive al fanatismo. Por eso, desde que salí de ella me he tenido que corregir un montón de veces a mí mismo. Entre las convicciones que conservo existe una que, sin embargo, no ha variado un ápice. Esta: todo militarismo es estúpido.
La adultez me ha dado otra: todo militarismo es una versión activa de ese recorte de ideas difusas y talentos irregulares que, a falta de otro nombre, llamamos fascismo.
Se trata, con todo, de ese tipo de visiones con las que debemos vivir al margen de la historia, al margen del desarrollo de los acontecimientos. A la manera de los judíos españoles en tiempos de Inquisición. A la manera de los pocos alemanes que vieron en Hitler a un estúpido, un bárbaro y un imbécil. A la manera de los franceses que permanecieron en silencio durante la ocupación.
Pero vale poco. La beligerancia se lleva mal con las palabras. A veces, hasta le dispara. El fanatismo heróico tolera mal una conversación reposada, el matiz de una idea, la complejidad sobrecogedora del mundo. El fanatismo heróico le huye, pero esa huída suele ser hacia adelante. Precisa del coraje, de la convicción. Precisa de una emoción magnífica y esquemática que mantenga al margen su principal amenaza: la idea de que, después todo, todo gesto heróico es un gesto estúpido.
De poco o nada vale la pena tramar recursos contra las pequeñas guerras infames. Qué puede decirse, por ejemplo, ante un teniente coronel que grita, incendiario, que una invasión a Cuba será una invasión donde también se derramará sangre venezolana. Sólo una pequeña frase de sentido común ante el soldadito que te encuentras en la calle, bañado de flores, exaltado por el sonido monótono de una banda militar que suena, triste, en la distancia: chamo, no vayas.
Por eso pienso que decir algo sobre las prácticas de guerra asimétrica es, en todo caso, de un ejercicio extenuante. Un ejercicio vano. A final de cuentas, no estamos amenazados por una invasión. Estamos viviendo una invasión. El ejercicio preparatorio a la invasión es la invasión. El ejercicio de guerra es, en sí mismo, el mismo gesto absurdo y suicida de la propia guerra.
Como por no dejar, como quien gasta unos cuantos minutos de un domingo en el pequeño gesto atlético de ejercitar los dedos sobre un teclado, aquí va un párrafo tomado del blog de Santiago Roncagliolo. O de la ofina de prensa de Santiago Roncagliolo. Da lo mismo. Es este:
Los seres humanos terminamos por acostumbrarnos a cualquier cosa. No somos muy afectos a ser héroes. Luego, cuando los asesinos son derrotados, nadie recuerda haberlos apoyado. Pero mientras tanto, respondemos con evasivas, hacemos el concurso de quién dice más rápido las palabras obligatorias y tratamos de ocuparnos de nuestra esposa y nuestros hijos, como los periodistas del periódico en que yo trabajaba. Terminamos por ser cómplices de las barbaridades pero ni siquiera tenemos el valor de asumirlo. Mientras tanto, los valientes, los que están dispuestos a matar y morir por lo que creen, son precisamente los asesinos. En los conflictos violentos, los más crueles terminan por considerarse moralmente superiores.
Me dan miedo los héroes. Espero nunca vivir en un país que los necesite.
Para leer completo, desde el principio, bastará con pulsar aquí.
La adolescencia, como el alcohol, es hilarante, proclive al fanatismo. Por eso, desde que salí de ella me he tenido que corregir un montón de veces a mí mismo. Entre las convicciones que conservo existe una que, sin embargo, no ha variado un ápice. Esta: todo militarismo es estúpido.
La adultez me ha dado otra: todo militarismo es una versión activa de ese recorte de ideas difusas y talentos irregulares que, a falta de otro nombre, llamamos fascismo.
Se trata, con todo, de ese tipo de visiones con las que debemos vivir al margen de la historia, al margen del desarrollo de los acontecimientos. A la manera de los judíos españoles en tiempos de Inquisición. A la manera de los pocos alemanes que vieron en Hitler a un estúpido, un bárbaro y un imbécil. A la manera de los franceses que permanecieron en silencio durante la ocupación.
Pero vale poco. La beligerancia se lleva mal con las palabras. A veces, hasta le dispara. El fanatismo heróico tolera mal una conversación reposada, el matiz de una idea, la complejidad sobrecogedora del mundo. El fanatismo heróico le huye, pero esa huída suele ser hacia adelante. Precisa del coraje, de la convicción. Precisa de una emoción magnífica y esquemática que mantenga al margen su principal amenaza: la idea de que, después todo, todo gesto heróico es un gesto estúpido.
De poco o nada vale la pena tramar recursos contra las pequeñas guerras infames. Qué puede decirse, por ejemplo, ante un teniente coronel que grita, incendiario, que una invasión a Cuba será una invasión donde también se derramará sangre venezolana. Sólo una pequeña frase de sentido común ante el soldadito que te encuentras en la calle, bañado de flores, exaltado por el sonido monótono de una banda militar que suena, triste, en la distancia: chamo, no vayas.
Por eso pienso que decir algo sobre las prácticas de guerra asimétrica es, en todo caso, de un ejercicio extenuante. Un ejercicio vano. A final de cuentas, no estamos amenazados por una invasión. Estamos viviendo una invasión. El ejercicio preparatorio a la invasión es la invasión. El ejercicio de guerra es, en sí mismo, el mismo gesto absurdo y suicida de la propia guerra.
Como por no dejar, como quien gasta unos cuantos minutos de un domingo en el pequeño gesto atlético de ejercitar los dedos sobre un teclado, aquí va un párrafo tomado del blog de Santiago Roncagliolo. O de la ofina de prensa de Santiago Roncagliolo. Da lo mismo. Es este:
Los seres humanos terminamos por acostumbrarnos a cualquier cosa. No somos muy afectos a ser héroes. Luego, cuando los asesinos son derrotados, nadie recuerda haberlos apoyado. Pero mientras tanto, respondemos con evasivas, hacemos el concurso de quién dice más rápido las palabras obligatorias y tratamos de ocuparnos de nuestra esposa y nuestros hijos, como los periodistas del periódico en que yo trabajaba. Terminamos por ser cómplices de las barbaridades pero ni siquiera tenemos el valor de asumirlo. Mientras tanto, los valientes, los que están dispuestos a matar y morir por lo que creen, son precisamente los asesinos. En los conflictos violentos, los más crueles terminan por considerarse moralmente superiores.
Me dan miedo los héroes. Espero nunca vivir en un país que los necesite.
Para leer completo, desde el principio, bastará con pulsar aquí.
Etiquetas: Algo Huele Mal En Dinamarca
Eça de Queiros
sábado, mayo 27, 2006
Eu andava perdido pela floresta escura e sonora. As estrelas, como grandes olhos curiosos, espreitavam através da folhagem. Eu era o tenebroso, o inconsolável, o viúvo. Errava pela floresta, e a espaços cantava uma canção vagamente triste como o sussurro dos ciprestes [...]
Eça de Queiros, Notas Marginais
Eça de Queiros, Notas Marginais
Etiquetas: La literatura está en todas partes
Mitoprotesis
miércoles, mayo 24, 2006
La vida es irónica. La semana pasada me sorprendió una de sus ironías en mitad de una tranca. De pronto (como en un cuento fácil) se desgajó una lluvia cerrada que convirtió a todos los carros de la autopista en los despojos húmedos de cientos de bergantines hundidos. Fue justo entonces cuando en la radio comenzó a sonar aquella vieja canción de Johnny Nash que dice así:
I can see clearly now, the rain is gone
I can see all obstacles in my way
Gone are the dark clouds that had me blind
It’s gonna be a bright (briiiiiiight)
Bright (briiiiiiiight)
Sun-Shiny day
Menudos obstáculos de tuercas, aceites y motores que me esperaban por delante. Como para esos poemas vagamente fríos, vagamente desesperados del viejo Neruda en sus Residencias. No quedaba más que respirar profundo. Buscarse algo en qué pensar. Así, detenido para siempre en esa cola, adolorido por el brillo de tantos otros soles lejanos, reparé en un momento que me encontraba frente a la falsa estatua de María Lionza. Me decidí por pensar en eso. Pensé tres cosas: que un amigo me había dicho, recién en esos días, que el sociólogo que apareció declarando varios domingos atrás en El Nacional sobre un encuentro gay fallido con el hipotético asesino del cura Piñango era (debe seguir siendo, desde luego) hijo del escultor de María Lionza. Pensé en la predecible aridez de las políticas culturales: se cae la estatua original, las facciones políticas hacen escaramuzas por apropiarse de ella, alguien, algo, hace una copia: aprendemos a vivir con esa copia que, intuimos, quizá nos podría acompañar por siempre. Pensé, además, que pensar en María Lionza era pensar en tetas. En las inmensas tetas de la estatua. Pensé que se trataba, después de todo, de uno los primeros episodios de ensoñaciones lúbricas con los que puede contar por seguro cualquier púber caraqueño al que recién le estalla la adolescencia: una valkiria de volúmenes vertiginosos en mitad de ese breve infierno florido que es la principal autopista de Caracas. Una anatomía imposible, falsa, que sin embargo prescribe un anhelo, un sueño.
Fue sólo entonces cuando me sobrevino esta idea que, en un primer momento, consideré una idea fácil: vivir con una copia de María Lionza, vivir con una estatua de materiales de emergencia mientras la estatua original reposa, quebrada, en algún galpón apacible de este enredo que llamamos ciudad podría ser, después de todo, un gesto de justicia poética. La ceremonia de las suplantaciones, el ritual del bisturí que convierte a Caracas, poco a poco, en una ciudad repleta de tetas falsas. En la ciudad con una estatua que es, al mismo tiempo, una vaga deidad de la mitoprotesis.
Casi me había olvidado del tema cuando, justo hace un rato, de regreso a casa, me encontré en la radio con la entrevista a un cirujano plástico que señalaba el vertiginoso aumento de las cirugías de tetas en Caracas.
Me rindo a la evidencia: para bien o para mal vivimos en una ciudad con su propio monumento a las prótesis.
Argo-Link:
El tema, como todos los temas importantes de esta vida, pica y se extiende. Así las cosas, quisiera hacer notar que en el Peridismo de Paz de LuisCarlos puede leerse una propuesta políticamente justa sobre ese tema.
Lo mismo ocurre con un post del 19 de Abril de Guano, donde Ceryle deja constancia, de una vez y para siempre, sobre ciertas observaciones del tema en un post titulado, con justicia, las tetas de Truffaut. El post es el tercero del archivo de ese mes.
La imagen fue tomada justo de aquí
Etiquetas: Actos de Caligrafía
Oficios
domingo, mayo 21, 2006
Siempre me ha fascinado la trayectoria curricular de la escritora Elissa Wald: trabajadora de circo, empleada en una reserva indígena, operadora de líneas calientes, bailarina de striptease y counselor de prostitutas. Un check-list difícil de llenar en un mundo donde, después de todo, los oficios de empleados bancarios y asesores de seguros acaban por presentar una inercia inevitable para tantas buenas almas de dios.
Sin embargo (y esto, después de todo, es lo más importante), a un paso más allá de la indudable aportación a la plastiticidad profesional, la Wald ha escrito una historia que le merecería, por sí sola, una mención nada desdeñable dentro del pequeño volumen de la historia de las profesiones propias del siglo XX: la de terapeuta y la de dominatrix.
El cuento se llama terapia y es, a mi gusto, una pequeña joya de movimientos rápidos, ironía y tristeza. Aquí, la versión original en inglés. Aquí, la versión con desesperados errores de traducción al español. El más obvio, el más lamentable: dominatrix es traducido por ama, caso en el cual todo podría hacer pensar en una suerte de cuento a la manera de la colonia, entre plantaciones de cacao, barracas de esclavos y retablos religiosos con figuras policromadas. Por suerte, el libro Habrá una vez: antología del cuento joven norteamericano, donde también está incluido, ofrece una versión honesta de la historia, junto a un montón de cuentos brillantemente escritos que todo lector sagaz hará bien en leer.
Sin embargo (y esto, después de todo, es lo más importante), a un paso más allá de la indudable aportación a la plastiticidad profesional, la Wald ha escrito una historia que le merecería, por sí sola, una mención nada desdeñable dentro del pequeño volumen de la historia de las profesiones propias del siglo XX: la de terapeuta y la de dominatrix.
El cuento se llama terapia y es, a mi gusto, una pequeña joya de movimientos rápidos, ironía y tristeza. Aquí, la versión original en inglés. Aquí, la versión con desesperados errores de traducción al español. El más obvio, el más lamentable: dominatrix es traducido por ama, caso en el cual todo podría hacer pensar en una suerte de cuento a la manera de la colonia, entre plantaciones de cacao, barracas de esclavos y retablos religiosos con figuras policromadas. Por suerte, el libro Habrá una vez: antología del cuento joven norteamericano, donde también está incluido, ofrece una versión honesta de la historia, junto a un montón de cuentos brillantemente escritos que todo lector sagaz hará bien en leer.
Etiquetas: La literatura está en todas partes
Exposiciones Espontáneas (3)
sábado, mayo 20, 2006
Título: "e se o mundo parecia em suspenso lá vinha borrasca"
Vía:usina.com
Etiquetas: Exposiciones Espontáneas
Los Reinos de Filotirania
Uno puede disentir con Mark Lilla en algunos aspectos gruesos de su libro más comentado: "The Reckless Mind: Intelectuals in Politics", traducido para estas latitudes como "Pensadores Temerarios". En lo que es difícil no estar de acuerdo es, desde luego, en la utilidad de ese término que Lilla se permite acuñar en el ensayo final del libro: el intelectual filotiránico.
Para decirlo con algo del énfasis que le coloca Mark Goldblatt, y que permite matizar, quizá, un poco del eufemismo del término filotiránico:
Lilla’s book reminds us that some of the most renowned European thinkers of the 20th century were high-octane sons of bitches
La historia, lastimosamente, es larga. Larga y prolija, si nos atenemos al hecho de que, después de todo, la fascinación filotiránica no ha dejado de mostrar su virulento sentido del contagio en ambos lados de eso que, a falta de mejor nombre y menos dogma, nos hemos convencido en llamar derechas e izquierdas pero que, en el fondo, tantas veces esconden una misma ética unidimensional y personalista camuflada de variaciones estéticas.
En estos días leí, en el elegante blog de GJPW, Venepoetics, un artículo publicado en el The Sunday Times, firmado por Ian Buruma que me ha hecho recordar la tesis de Lilla.
El artículo es bueno. Muy bueno. Tanto como la cita de Reinaldo Arenas con el que comienza.
Para decirlo con algo del énfasis que le coloca Mark Goldblatt, y que permite matizar, quizá, un poco del eufemismo del término filotiránico:
Lilla’s book reminds us that some of the most renowned European thinkers of the 20th century were high-octane sons of bitches
La historia, lastimosamente, es larga. Larga y prolija, si nos atenemos al hecho de que, después de todo, la fascinación filotiránica no ha dejado de mostrar su virulento sentido del contagio en ambos lados de eso que, a falta de mejor nombre y menos dogma, nos hemos convencido en llamar derechas e izquierdas pero que, en el fondo, tantas veces esconden una misma ética unidimensional y personalista camuflada de variaciones estéticas.
En estos días leí, en el elegante blog de GJPW, Venepoetics, un artículo publicado en el The Sunday Times, firmado por Ian Buruma que me ha hecho recordar la tesis de Lilla.
El artículo es bueno. Muy bueno. Tanto como la cita de Reinaldo Arenas con el que comienza.
Etiquetas: Algo Huele Mal En Dinamarca
Semana de la Nueva Narrativa Urbana
martes, mayo 16, 2006
Después de varios días intentando subir a este post (sin ningún éxito) la bella imagen que sirve de invitación a la Semana de la Nueva Narrativa Urbana aquí va, al fin, la referencia, con imagen y todo.
Una vista más grande de la invitación, en caso de que a alguien le interese, puede ser vista en un tamaño legible justo aquí, vía Letralia.
También se puede leer una selección de textos de los autores participantes, vía Rulemanes para Telémaco
Este es el programa:
Lunes 22 al Viernes 26 de mayo de 2006. Hora: 6.30 PM.Centro Cultural Chacao. Avenida Tamanaco, El Rosal. (Estacionamiento en el Centro Lido).
LUNES 22
Jesús Nieves Montero (Caracas, 1977). Javier Miranda-Luque (Caracas, 1959). Rodrigo Blanco (Caracas, 1981).
Presentación y comentarios: Antonio López Ortega.
MARTES 23
Adriana Villanueva (Caracas, 1963). Roberto Martínez Bachrich (Valencia, 1976). Krina Ber (Polonia, 1948).
Presentación y comentarios: Michaelle Ascencio.
MIÉRCOLES 24
Fedosy Santaella (Puerto Cabello, 1970). Pedro Enrique Rodríguez (Maracay, 1974). María Ángeles Octavio (Caracas, 1964).
Presentación y comentarios: Eduardo Liendo.
JUEVES 25
Jorge Gómez Jiménez (Cagua, 1971). Iria Puyosa (Puerto Cabello, 1967). Carlos Villarino (Caracas, 1977).
Presentación y comentarios: José Napoleón Oropeza.
VIERNES 26
Enza García (Puerto la Cruz, 1987). Salvador Fleján (Caracas, 1966).Héctor Torres (Caracas, 1968).
Presentación y comentarios: José Pulido.
BRINDIS de CLAUSURA
Una vista más grande de la invitación, en caso de que a alguien le interese, puede ser vista en un tamaño legible justo aquí, vía Letralia.
También se puede leer una selección de textos de los autores participantes, vía Rulemanes para Telémaco
Este es el programa:
Lunes 22 al Viernes 26 de mayo de 2006. Hora: 6.30 PM.Centro Cultural Chacao. Avenida Tamanaco, El Rosal. (Estacionamiento en el Centro Lido).
LUNES 22
Jesús Nieves Montero (Caracas, 1977). Javier Miranda-Luque (Caracas, 1959). Rodrigo Blanco (Caracas, 1981).
Presentación y comentarios: Antonio López Ortega.
MARTES 23
Adriana Villanueva (Caracas, 1963). Roberto Martínez Bachrich (Valencia, 1976). Krina Ber (Polonia, 1948).
Presentación y comentarios: Michaelle Ascencio.
MIÉRCOLES 24
Fedosy Santaella (Puerto Cabello, 1970). Pedro Enrique Rodríguez (Maracay, 1974). María Ángeles Octavio (Caracas, 1964).
Presentación y comentarios: Eduardo Liendo.
JUEVES 25
Jorge Gómez Jiménez (Cagua, 1971). Iria Puyosa (Puerto Cabello, 1967). Carlos Villarino (Caracas, 1977).
Presentación y comentarios: José Napoleón Oropeza.
VIERNES 26
Enza García (Puerto la Cruz, 1987). Salvador Fleján (Caracas, 1966).Héctor Torres (Caracas, 1968).
Presentación y comentarios: José Pulido.
BRINDIS de CLAUSURA
Etiquetas: Post-it
No faltaba más: "LA" foto
domingo, mayo 14, 2006
Sospecho que esta no deja de ser una idea interesante la próxima vez que sea necesario montar algún alboroto ante los curiosos mafiosos que nos gastamos aquí en Venezuela: Ad Maiorem Revolutionis Gloriam, desde luego.
Golpe de efecto. La palabra clave es golpe de efecto. Aun cuando alguna buena alma de Dios considere que la discusión más relevante sobre esta genialidad de happening sea algo así como "el-sueño-de-una-muchacha-humilde-y-luchadora-por-encontrar-
la-tan-anhelada-felicidad-vistiendo-su-preciado-bikincito".
Aquí, algunos detalles del asunto, si que acaso hiciese falta.
Etiquetas: En Bicicleta Por El Vecindario
Lunes bancario, de madrugada
sábado, mayo 13, 2006
Una de las inmensas maravillas de tener amigos talentosos: las buenas noticias.
La de hoy es esta: el pana Manuel Llorens acaba de ganar el premio de poesía Fernando Paz Castillo, del celarg.
Manuel es uno de mis mejores amigos, lo cual es otra forma de decir que es uno de esos generosos regalos que te da la vida. Son muchos, realmente muchos los momentos importantes (los buenos y los malos) en todos estos años en los que Manuel ha estado presente. Son muchas las horas en las que hemos conversado, en la que hemos compartido intereses, tedios, breves horrores de la vida. Junto a otros amigos entrañables, forma parte de ese extraño e íntimo lugar del afecto que te da el principio de la adultez: el de una familia escogida. Es por eso que este premio me conmueve y me alegra tanto.
La nota de prensa incluye esta cita de la valoración del jurado:
[...] considerando la autenticidad de un tono que atrapa la sensibilidad de su época mediante una estética sostenida, aunada al riesgo en el manejo y combinación de las imágenes
Pienso que la cita es exacta. Pienso que la cita rescata algunos temas básicos del pana: la sensibilidad de una época. La palabra riesgo.
La fascinación y la turbación por ese riesgo.
Supongo que es eso lo que me hace pensar, mientras escribo este post, (de un modo que no es casual), en aquellos años de finales de los noventa en los que el Manolus vivía todavía en los Palos Grandes, en un apartamento con una vista al Ávila con un balcón vertiginoso. Me trae al recuerdo, luego, su apartamento de Chacao desde donde es posible ver (desde otro balcón-terraza sin barandas), la vida y, en ocasiones, hasta ciertas curiosas prácticas privadas de los personajes de un edificio vecino.
Pienso en otra cosa: cierta vez, en unas vacaciones, encontré una postal de unos personajes caminando con pasmosa experticie sobre las altas vigas de una construcción en una ciudad que, se sospecha, debería ser Nueva York. Pensé entonces, y pienso también ahora, que esa imagen correspondía bien con algunas de las complejas obsesiones del pana.
El riesgo es una. Otras, incluso más complejas, más densas, tienen que ver con una cierta sensibilidad para la compasión. Para acercarse a un modo muy personal de la ternura.
Con el pana Manuel frecuentemente me viene a la mente esa cierta condición de levedad que, alguna vez, alabó brillantemente Italo Calvino en un libro que él mismo me regaló en una temporada en la que no paraba de llover, en la que la ciudad y el Ávila se caían.
Cosa que, dicho sea de paso, se parecen mucho a esas historias que, luego, Manuel va y registra. Como quien escribe de madrugada.
La de hoy es esta: el pana Manuel Llorens acaba de ganar el premio de poesía Fernando Paz Castillo, del celarg.
Manuel es uno de mis mejores amigos, lo cual es otra forma de decir que es uno de esos generosos regalos que te da la vida. Son muchos, realmente muchos los momentos importantes (los buenos y los malos) en todos estos años en los que Manuel ha estado presente. Son muchas las horas en las que hemos conversado, en la que hemos compartido intereses, tedios, breves horrores de la vida. Junto a otros amigos entrañables, forma parte de ese extraño e íntimo lugar del afecto que te da el principio de la adultez: el de una familia escogida. Es por eso que este premio me conmueve y me alegra tanto.
La nota de prensa incluye esta cita de la valoración del jurado:
[...] considerando la autenticidad de un tono que atrapa la sensibilidad de su época mediante una estética sostenida, aunada al riesgo en el manejo y combinación de las imágenes
Pienso que la cita es exacta. Pienso que la cita rescata algunos temas básicos del pana: la sensibilidad de una época. La palabra riesgo.
La fascinación y la turbación por ese riesgo.
Supongo que es eso lo que me hace pensar, mientras escribo este post, (de un modo que no es casual), en aquellos años de finales de los noventa en los que el Manolus vivía todavía en los Palos Grandes, en un apartamento con una vista al Ávila con un balcón vertiginoso. Me trae al recuerdo, luego, su apartamento de Chacao desde donde es posible ver (desde otro balcón-terraza sin barandas), la vida y, en ocasiones, hasta ciertas curiosas prácticas privadas de los personajes de un edificio vecino.
Pienso en otra cosa: cierta vez, en unas vacaciones, encontré una postal de unos personajes caminando con pasmosa experticie sobre las altas vigas de una construcción en una ciudad que, se sospecha, debería ser Nueva York. Pensé entonces, y pienso también ahora, que esa imagen correspondía bien con algunas de las complejas obsesiones del pana.
El riesgo es una. Otras, incluso más complejas, más densas, tienen que ver con una cierta sensibilidad para la compasión. Para acercarse a un modo muy personal de la ternura.
Con el pana Manuel frecuentemente me viene a la mente esa cierta condición de levedad que, alguna vez, alabó brillantemente Italo Calvino en un libro que él mismo me regaló en una temporada en la que no paraba de llover, en la que la ciudad y el Ávila se caían.
Cosa que, dicho sea de paso, se parecen mucho a esas historias que, luego, Manuel va y registra. Como quien escribe de madrugada.
Etiquetas: Post-it
JorgeEstocolmo
viernes, mayo 12, 2006
Tenía días queriendo escribir este post, pero no contaba, aún, con los datos suficientes para poder contar el cuento.
Ahora los tengo, y es así: Jorge Gómez, o JorgeLetralia, o incluso el Comrade George, editor de ese pequeño paraiso internáutico de buenas referencias y noticias literarias que es Letralia, debe estar ahora llegando de Estocolmo, después de resultar finalista del Stockholme Challenges.
Dice la página principal del evento:
The Stockholm Challenge brings together inspiring people working with ICT from around world in the six categories of the Award. This time around 100 finalists will participate in the Final Event of the Stockholm Challenge 2006.
Por ICT, supongo, debe entenderse Information and Communication Technology. Las seis categorías a las que hace referencia la páginade Stockholm Challenge son: Cultura, Desarrollo Económico, Educación, Medioambiente, Salud y Administración Pública.
Lo supe algunas semanas atrás, por medio del Chamán Tower, quien me comentó la buena noticia una tarde en la que tomábamos un café al cobijo de un arbol de botánica generosa, pero de etimología desconocida. Ese día Tower, cuyo sentido estético gusta de las simetrías, me comentaba que no dejaba de ser poéticamente interesante, (como de hecho lo es), que Estocolmo fuese, precisamente, el mismo nombre de un cuento premiado de Jorge.
Bien por todo eso. Incluído el guiño poético.
Etiquetas: Post-it
Diferencias sobre Guárdame las Vacas
sábado, mayo 06, 2006
Hace un rato, caí en el hermoso audio-blog de Tomek Kurjata a quien, supongo, es quien se puede ver en la portada del disco Suita barakowa que sirve como imagen de este post. El blog contiene una selección de interpretaciones en guitarra que van, desde Bach y Vivaldi, pasando por fandangos, minués y otras piezas, hasta una sorpresa que me ha conmovido profundamente.
La sorpresa (que no se puede agradecer si no a los hados tecnológicos que han permitido que, más allá del inmenso basural de trivialidades que guarda internet existan, como contraprestación, algunas maravillas), es que en él he conseguido, después de años de búsqueda, una interpretación de Diferencias sobre guárdame las vacas, de Luis de Narváez. La pieza se puede escuchar aquí y, por mi honor, puedo decir que no tiene desperdicios.
Sólo una pequeña recomendación auditiva. Piense en un polo. Piense en una jota. Escuche, luego, esta belleza cuya composición se suspende en el tiempo, a cientos de años de distancia.
Etiquetas: El improbable tocadiscos de Bartók
Arte Poliética (1)
Se trata, creo, de la última entrevista que se le hizo a Roberto Bolaño y es, según mi gusto, una entrevista que no tiene desperdicios. En un lugar, la entrevistadora pregunta qué cosa podría decirle a ciertos personajes más o menos famosos, en caso de haber tenido oportunidad de hablarles personalmente, sin esa incomoda propiedad de fantasmas o espectros. Cuando, comprensiblemente viene el turno de Salvador Allende, Roberto Bolaño responde con esta bella perla que, ¡Oh dolor! ¡Oh musas etéreas!, difícilmente podrán imitar alguna vez esos elusivos corazones que medran a la saga de cualquier oficina pública, de cualquier gobierno, sin importar su color y por los que, a decir de verdad, tanto desdén sentimos --aunque sea algo políticamente incorrecto en un país en el que, por lo visto, todo parece indicar que existen unos cuantos con genuinos deseos de vivir de eso... Pero en fin. Volvamos a Bolaño. A la respuesta de Bolaño.
Es esta:
Poco o nada. Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es.
Todo un aforismo de Arte Poliética, me parece.
Es esta:
Poco o nada. Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es.
Todo un aforismo de Arte Poliética, me parece.
Etiquetas: The Authors Studio
Anticipo de tigres
jueves, mayo 04, 2006
Putiferio in casa de Diana Dors
"El domingo en la noche estaba leyendo en L´Europeo un artículo firmado por Gondolfiero Lasagna en que relataba las pequeñas aventuras díscolas de Diana Dors y Rod Steiger en su casa de Roma, y que se llamaba (el artículo, no la casa de Diana) como el epígrafe, cuando pensé que estaba demasiado metido en el cine --por el día buscando a Caín entre las sombras, por la noche escribiendo notas, corrigiendo galeras: ocupándome del libre de Caín-- y que mi percepción empezaba a no poder distinguir cuándo veía una película que se parecía a la vida y cuándo miraba a la vida parecerse a una película. Decidí cambiarde lecturas, dejar a Diana en su putiferio (que en italiano quiere decir lío y no lo que tú, Ramón Novarro, te imaginas, ni tampoco lo que creían ustedes, Hermanos Barrymore; y si insisten en mirar con esos ojos lascivos, os prometo que os coseré a cuchilladas. Y digan, además, que Aleppo una vez...) y ocuparme a lecturas más serias. Había comprado dos o tres libros capitales o me había gastado un capital en dos o tres libros comprados, no sé. Pero entre ellos había algunos dedicados a la física, a la metafísica, a la ´patafísica --por favor, la palabra con un apóstrofe delante, para evitar chacotas-- con títulos que prometían el regalo del espíritu: Manual del buen plomero, por Manuel de Falla (una edición pirata chilena del mismo libro tiene una doble errata en la portada: Manuel del buen plomero, por Manual de Falla); El libro del té, por Jeremy Lipton; Rumores del hormigón, por Thomas de Quinvey (sin parentesco con el autor inglés del mismo nombre: se trata, evidentemente, de una casualidad); Oiga a Arnold Schoenberg a 120 kph, por Mercedes Benz; Diccionario Bilingüe español ilustrado, por Alicio Garcitoral; ¿Murió Adolf Hitler?, por John Birch; ¿Qué es el realismo sexualista? por D.A. Sade; Mis aventuras metafísicas, por A. M. Zhdanov; Fabrique una bomba H en el patio de su casa, por Lord Bertrand Russell; Una lesbiana en Lesbos, por Francis L. Spellman, y --last but not lest-- Dejad que los niños, por John Gielgud. Como ocurre a veces, ante tal cosecha de títulos sobreviene la parálisis selectiva, luego el coma, los estertores y finalmente la muerte: el lector queda como el asno de Buridán: el heno y el agua son su doble suplicio. Sumido en mis dudas estaba, pensando qué libro llevarme a la cama, luego cargando con más de un raro y curioso volumen de leyendas olvidadas, cuando sonó el teléfono [...]"
Guillermo Cabrera Infante. En: Un oficio del siglo XX.
"El domingo en la noche estaba leyendo en L´Europeo un artículo firmado por Gondolfiero Lasagna en que relataba las pequeñas aventuras díscolas de Diana Dors y Rod Steiger en su casa de Roma, y que se llamaba (el artículo, no la casa de Diana) como el epígrafe, cuando pensé que estaba demasiado metido en el cine --por el día buscando a Caín entre las sombras, por la noche escribiendo notas, corrigiendo galeras: ocupándome del libre de Caín-- y que mi percepción empezaba a no poder distinguir cuándo veía una película que se parecía a la vida y cuándo miraba a la vida parecerse a una película. Decidí cambiarde lecturas, dejar a Diana en su putiferio (que en italiano quiere decir lío y no lo que tú, Ramón Novarro, te imaginas, ni tampoco lo que creían ustedes, Hermanos Barrymore; y si insisten en mirar con esos ojos lascivos, os prometo que os coseré a cuchilladas. Y digan, además, que Aleppo una vez...) y ocuparme a lecturas más serias. Había comprado dos o tres libros capitales o me había gastado un capital en dos o tres libros comprados, no sé. Pero entre ellos había algunos dedicados a la física, a la metafísica, a la ´patafísica --por favor, la palabra con un apóstrofe delante, para evitar chacotas-- con títulos que prometían el regalo del espíritu: Manual del buen plomero, por Manuel de Falla (una edición pirata chilena del mismo libro tiene una doble errata en la portada: Manuel del buen plomero, por Manual de Falla); El libro del té, por Jeremy Lipton; Rumores del hormigón, por Thomas de Quinvey (sin parentesco con el autor inglés del mismo nombre: se trata, evidentemente, de una casualidad); Oiga a Arnold Schoenberg a 120 kph, por Mercedes Benz; Diccionario Bilingüe español ilustrado, por Alicio Garcitoral; ¿Murió Adolf Hitler?, por John Birch; ¿Qué es el realismo sexualista? por D.A. Sade; Mis aventuras metafísicas, por A. M. Zhdanov; Fabrique una bomba H en el patio de su casa, por Lord Bertrand Russell; Una lesbiana en Lesbos, por Francis L. Spellman, y --last but not lest-- Dejad que los niños, por John Gielgud. Como ocurre a veces, ante tal cosecha de títulos sobreviene la parálisis selectiva, luego el coma, los estertores y finalmente la muerte: el lector queda como el asno de Buridán: el heno y el agua son su doble suplicio. Sumido en mis dudas estaba, pensando qué libro llevarme a la cama, luego cargando con más de un raro y curioso volumen de leyendas olvidadas, cuando sonó el teléfono [...]"
Guillermo Cabrera Infante. En: Un oficio del siglo XX.
Etiquetas: La literatura está en todas partes
Exposiciones Espontáneas (2)
miércoles, mayo 03, 2006
Título de la Obra:"The locomotive was safely stationary"
Vía: willisboyce
Etiquetas: Exposiciones Espontáneas